divendres, 28 d’octubre del 2011

3. Los Romances

3. Los Romances.
Introducción:
Belén Acordagoitia
El origen:
Los romances más viejos proceden de fragmentos de cantares de gesta antiguos, especialmente los más famosos para el pueblo, que los recordaban durante muchas generaciones y después, cobraban vida independiente y eran cantados como composiciones autónomas con transformaciones. En palabras de Menéndez Pidal: "Los oyentes se hacían repetir el pasaje más atractivo del poema que el cantor les cantaba; lo aprendían de memoria y al cantarlo ellos, a su vez, lo popularizaban, formando con esos pocos versos un canto aparte, independiente: un romance". Son los llamados romances épico tradicionales.
Más tarde, los juglares, dándose cuenta del éxito de los romances tradicionales, compusieron muchos más que ya no provenían de los cantares de gesta sino que eran inventados por ellos, generalmente más extensos y con una temática más amplia. Los autores desaparecen en el anonimato, y el pueblo que se siente identificado con ellos, los canta, modifica y transmite. Estos se conocen con el nombre de romances juglarescos.
Cantar de Gesta
Rey don Sancho, rey don Sancho, / no digas que no te aviso;
que del cerco de Zamora / un alevoso ha salido;
Bellido Dolfos se llama, / hijo de Dolfos Bellido;
si gran traidor es el padre, / mayor traidor es el hijo.

Romance
Rey don Sancho, rey don Sancho,
no digas que no te aviso;
que del cerco de Zamora
un alevoso ha salido;
Bellido Dolfos se llama,
hijo de Dolfos Bellido;
si gran traidor es el padre,
mayor traidor es el hijo.


Los primeros romances tienen su origen en el cantar de gesta. Cada uno de sus versos estaba dividido en dos partes o hemistiquios por una pausa o cesura con una sola rima asonante.

El romancero es la agrupación de todos los romances que se han escrito desde el siglo XIV hasta nuestros días. Se puede dividir en dos romanceros:

à El romancero viejo está formado por todos los romances anónimos compuestos desde el siglo XIV al siglo XVI.
à El romancero nuevo está formado por todos los romances nuevos o artísticos escritos por autores cultos y conocidos a partir de la segunda mitad del siglo XVI.


Temática:
Los temas del Romancero viejo son muy variados. Los podemos clasificar en la siguiente temática:

I) Romances histórico-legendarios nacionales o históricos:
           
à Tratan temas relacionados con la historia.

             ●De historia épica: Don Rodrigo, Bernardo del Carpio, los Infantes de Lara,                  Fernán Gonzáles, el Cid.
             ●De historia contemporánea: Pedro el Cruel.
II) Romances histórico-legendarios extranjeros o fronterizos:
           
à Narran lo que pasaba en las fronteras o en las batallas fronterizas contra los                       moros. Están basados en leyendas populares.
             ●El ciclo carolingio: Carlomagno, Roldán, Roncesvalles.
             ●El ciclo bretón, sobre la llamada "materia de Bretaña" - leyendas caballerescas                      bretonas dadas a conocer por los "romans courtois" -: Lanzarote y Tristán

             ●Noticieros que se dividen en fronterizos, sobre los episodios militares de la                 guerra de Granada, y moriscos, donde los hechos relatados están vistos desde el                               lado musulmán.

III) Romances de historias bíblicas y grecorromanas:
           
à Narran hazañas de héroes de la épica francesa.

             ● (tomados de las obras del mester de clerecía): Saúl, David, Paris, Elena,                     Nerón.

IV) Romances novelescos:
           
à Se basan en temas inventados..

             ● de amor
             ● misterio
             ● venganza
             ● aventuras
Por su importancia, aunque ya no dentro de la clasificación temática, hay que mencionar los llamados romanes líricos, donde se expresan sentimientos del autor, principalmente el tema amoroso.


Estilo:
Desde el punto de vista del estilo, el Romancero se caracteriza por una gran sencillez en el lenguaje y un estilo muy sugerente: descripciones realitas, casi total ausencia de elementos fantásticos o maravillosos, escasez de adjetivos y metáforas… A pesar de ello se consigue una extraordinaria actividad narrativa y efectos poéticos muy variados.
Destaca en el romancero la inmediata composición de la escena y la presentación de los personajes, la aproximación a la realidad y el arte de saber llevar, la atención del oyente hacia la idea principal del tema. Se combinan la narración y el diálogo; mediante éste se consigue el característico movimiento dramático.
Las fórmulas expresivas más utilizadas son las repeticiones de palabras o frase y el uso del paralelismo para conseguir una mayor intensidad emocional y rítmica. También se usan con mucho las formas exclamativas para conseguir mayor emotividad y llamar la atención del oyente.
Otra característica muy importante es el fragmentarismo: que es cuando el romance se centra en un momento determinado de la acción. Los antecedentes no aparecen porque son conocidos o no interesan, y se entra, como ya hemos dicho, directamente en el asunto. Además, con mucha frecuencia, la narración se rompe bruscamente sin que se conozca el desenlace final. El resultado es de una increíble eficacia poética, al atrapar al oyente en el misterio y la emoción, y hacerle participar con su propia imaginación personal.


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